enero 28, 2010

Puertas abiertas



Uno no escoge el país donde nace: pero ama el país donde ha nacido.
Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;
pero debe dejar huella de su tiempo.
Nadie puede evadir su responsabilidad.
Gioconda Belli.

Hace unas semanas recibí el e-mail de mi amigo Massimo P., y era la respuesta a uno que yo le había enviado, donde en algún momento le dije que "ojalá un día se dejara venir por El Salvador..."

Sus palabras eran claras: "Yo quería ir con Marina en Salvador, pero confieso que tengo un poquito miedo (por ejemplo, de tomar un autobús...)."

Digamos que eso me dejó pensativa. Creo que me escribió eso porque leyó mi artículo titulado "Nuestro tránsito de cada día" sobre los peligros que involucra subirse a un bus en este país.
 

Hace un tiempo Kath que junto a Miguel vivieron hace algunos años en El Salvador y actualmente viven y han formado una familia en Bolivia me decía algo similar: "a nosotros nos gustaría mucho volver pero con un hijo, te haces paranoico y ya piensas sólo en eso, dónde quieres que crezca, qué quieres que aprenda... Aquí se respira una paz en ese sentido que no sé cómo nos sentiremos otra vez en C.A."

Y bueno, yo quiero hacer en este punto del camino, un acto de contrición -como quien dice- y reconocer primero, que las situaciones son ciertas, pero a la vez, el "mea culpa" también es cierto, por dar a veces la idea de que quienes vivimos en este país lo hacemos porque no nos queda de otra...

A ciencia cierta este es un país como muchos, pero muchos muchísimos en el mundo, donde no sólo se puede vivir, sino también hacerlo de la mejor manera que a cada quien le es posible. A algunos les cuesta más, a otros menos… como en todo sitio supongo.

Hace tiempo que este asunto me viene rondando la cabeza y ahora presento algunas razones por las cuales vivir aquí, o venir para conocer, vale la pena:

- En este país hay delincuencia es verdad, hay robos en los buses muy a menudo, es cierto, hay tristemente una cantidad muy grande de gente que muere a diario por homicidio; pero hay miles de personas que salimos cada día a la calle, hay otras miles que viene de visita, todas hacemos las cosas cotidianas de la vida, nos movemos libremente y pues, no a todas ni a todos nos pasan cosas malas cada día...

- El calor es mucho y de variados tipos: tanto de ese que nos proporciona el sol que abraza durante el día y permite tener ganas de ir a la playa, o comerse un helado de mango... como del que hace que la gente se sienta querida e importante.

- Lo que marca son las personas no los lugares. Muchas veces en un determinado país lo mejor que uno encuentra no es una comida o un paisaje, sino la gente que lo habita, y EL Salvador no es la excepción. Aquí hay gente que obra mal, políticos corruptos, ladrones, mareros y asesinos; pero esos son algunos y no la mayoría de los salvadoreños.

- La gente salvadoreña es por norma general amable. La sonrisa nos es fácil y hasta hay que reconocer que aquí "nos reímos por todo", incluso por aquellas cosas que no nos deberían causar risa. 

- Tal vez por pura suerte, pero tenemos poca vocación de "sufridos" y no sabría decir con certeza pero quizá sea que a fuerza de enfrentar la vida con todas sus vicisitudes, terremotos, guerras, abusos de muchos tipos, hemos aprendido a poner siempre la mejor cara ante cada situación y por eso al ir por la calle en lugar de esas caras alargadas de gente que ve sin mirar a menudo los salvadoreños encontramos una sonrisa. Aquí decimos "buenos días", cuando caminando por la calle nos encontramos de frente a alguien, aunque sea un desconocido. Recuerdo a Juan, un español que estuvo por un tiempo viviendo en EL Salvador y solía decir que aquí había aprendido "a sonreír", un tiempo después de haber regresado a su país me envió un e-mail contando que la velocidad de Madrid ya le estaba llegando pero que él todavía conservaba la sonrisa...

En esta tierra se nos acusa de ser un poco metiches y con justa razón. Aquí abrimos bien los ojos cuando frente a nosotros hay algo (o alguien) que nos llama la atención, si vamos por la allí y alguien intenta dar una dirección pero notamos que no sabe bien dar la indicación nos metemos directamente (con y sin permiso) y como si de un asunto nuestro se tratara nos aseguramos de que la ayuda sea efectiva. En ese afán somos capaces de incluso caminar desviando un poco nuestro camino si leemos en la expresión de quien pregunta, que no alcanza a entender las coordenadas de nuestro dedo indicando "de aquella esquina a la vuelta, sube un poquito y vuelve a cruzar..."

En El Salvador pasan cosas que nos sobrecogen pero, "a las cabales", como decimos por aquí: No somos los únicos en el mundo. En el metro de Roma una mujer inmigrante murió cuando una pasajera le apuñaló con un lapicero por la espalda; En Estados Unidos niños matan niños a tiros en escuelas; en México el narcotráfico gobierna poblados; en Guatemala la delincuencia aunada con las pandillas y el tráfico de drogas mata gente todos los días; en España el racismo, la violencia y la xenofobia; en Bagdag bombas matan personas en grupo; en Colombia la guerrilla; en Italia la ley dice que ser ilegal, es igual a ser un delincuente; etcétera... Y esos son tan sólo algunos ejemplos, ante los cuales tengo una sola pregunta: ¿Podemos decir que estamos a salvo sólo porque nunca hemos visto morir a alguien en la acera de nuestra casa?

En el mundo globalizado las cosas malas también son muy parecidas. Hay delincuentes, ladrones, mafiosos, narcos, corruptos, locos, etc. Y a todos los sitios llega mucha gente de visita y miles de miles de personas tienen sus hogares fundados en medio de las circunstancias y situaciones que les toca enfrentar de cualquier manera. En El Salvador y en el resto del mundo cada día la gente se levanta por la mañana y se va a la escuela, al trabajo, de paseo, al cine, al mercado, a una cita de amor, a encontrarse con los amigos, a darle una mirada a la familia, a recibir el cálido abrazo de una madre, de un padre, en fin…

Y cada día en todo el mundo hay hechos que no tienen una explicación:  ¿Por qué una persona se suicida y encima mata a muchas otras en un centro comercial? ¿Por qué una madre mata a sus hijos? ¿Por qué la guerra, el hambre, la inseguridad, la violencia, el empobrecimiento de los pueblos, la naturaleza inclemente o la voracidad descontrolada de los seres humanos? Es que podemos escribir libros sobre cada tema y tal vez ninguno tenga la respuesta completa. Siempre habrá vacíos, siempre habrá más preguntas que respuestas, pero en medio de todo, cada día el sol vuelve a salir y la esperanza se renueva, las madres y los padres luchan por sus hijos, los hijos aprenden a vivir su propia vida, dos deciden amarse hasta la muerte, otros deciden redireccionar su camino y empezar uno nuevo, algunos reciben la caricia de una leve brisa y piensan que no se puede ser más feliz que ellos en ese momento...

El punto es que El Salvador es lo bueno y lo malo. Hace muchos años, un hijo que tenía 16 años sin ver a su padre, que vivía en El Salvador en el final de los años 80's le respondió "es que en El Salvador mucho matan" a la pregunta de ¿Por qué no venís a vernos? que le hizo su progenitor y sé de viva oída que la respuesta del padre fue "si tan sólo así fuera ya me habrían matado a mí ¿no crees?". Respuesta espontánea a una afirmación con sabor a excusa mala y creo que eso mismo es lo que intento decir hoy con este escrito.

Las cosas pasan pero la vida sigue y en El Salvador no solamente sobrevivir es posible, también es posible la vida, es posibles la risa, es posible el canto, como también lo es la lluvia, encontrar amigos, leer un libro, tomarse un buen café, fumarse un cigarro, irse de copas, formar una familia, compartir calor de hogar, tener un trabajo, dormir bajo las estrellas, compartir noches de vino de amor y de luna, estudiar una carrera, creer en Dios o volverse ateo (mantenerse ateo es más difícil pero ese es otro tema) también se puede soñar, subir volcanes, bañarse en la playa, ponerse metas, alcanzarlas y dejar que de vez en cuando la vida nos cuente un cuento y nos sorprenda... 

Vivimos inmersos en una realidad concreta pero ¿no es igual en cada país del mundo? aquí hay que abrir los ojos y estar alertas para que no nos roben la cartera, hay que ser prudentes para conducirnos y tener cuidado en ciertos lugares especialmente al caer la noche, subirse a un bus es una aventura pero en paralelo hay una pasión palpitante por la vida, héroes, cabrones y santos, un pasado que vale la pena recordar (aunque sea para no olvidarlo) y una historia que huele a futuro y que escribimos día a día quienes habitamos esta tierra tan llena de contrastes como de verdes infinitos, este es un terruño de sonrisas que encierra grandes motivos para estar, para marcharse, para volver y para venir y desear quedarse.

En El Salvador se ama y se lucha y muchos se preguntan ¿cómo se hace?, ¿cómo se vive y se es feliz en medio de todo? No sé la respuesta pero me atrevo a decir que no es solo una, son muchas pero no es posible puntualizar porque hay que estar aquí para palparlo, porque no se conoce un país leyendo informes de desarrollo si no caminando por sus calles, conociendo a su gente, oliendo sus olores, probando sus sabores, metiéndose en sus aguas y abriendo bien los ojos con el corazón dispuesto a mirar pero "mirando" o como dijo el reconocido escritor colombiano: "vivir para -luego- contarlo".
Querido Massimo, Querida Kath, amigas y amigos: El Salvador les espera…

enero 22, 2010

Haití: La Maldición Blanca, Por Eduardo Galeano

Comparto el siguiente texto que es muy fuerte en su contenido pero que vale la pena leer y reflexionar. Porque en estos días cuando tanto escuchamos hablar de Haití muchos somos los que nos preguntamos ¿Por qué pasan tantas cosas malas a ese país? Logicamente fenómenos naturales como un huracán o un terremoto causan graves daños y muertes en cualuier sitio dependiendo de su magnitud, sin embargo el caos que hace más dificil que incluso la ayuda llegue a Haití es producto de muchos años de abusos que han convertido a esa nación en el país más pobre de América.

Sin más, les invito a leer lo siguiente que fue escrito por Eduardo Galeano en el año 2004 pero que tal vez hoy duela más porque un terremoto ha hecho más visible (al menos a los ojos del mundo) aquella miseria.

Es necesario no olvidar que en medio de todo lo que pretende a menudo ser una ayuda hay siempre los intereses retorcidos de quienes dan 10 y quitan 100 o de aquellos que "asumen la logística" pero como un medio de mantenes el control y el poder: EEUU toma el mando en Haití

Siempre,
María Ofelia

Haití: La maldición blanca, por Eduardo Galeano

URUGUAY. (Patriagrande. net). El primer día de este año, la libertad cumplió dos siglos de vida en el mundo. Nadie se enteró, o casi nadie. Pocos días después, el país del cumpleaños, Haití, pasó a ocupar algún espacio en los medios de comunicación; pero no por el aniversario de la libertad universal, sino porque se desató allí un baño de sangre que acabó volteando al presidente Préval.

Haití fue el primer país donde se abolió la esclavitud. Sin embargo, las enciclopedias más difundidas y casi todos los textos de educación atribuyen a Inglaterra ese histórico honor.

Es verdad que un buen día cambió de opinión el imperio que había sido campeón mundial del tráfico negrero; pero la abolición británica ocurrió en 1807, tres años después de la revolución haitiana, y resultó tan poco convincente que en 1832 Inglaterra tuvo que volver a prohibir la esclavitud.

Nada tiene de nuevo el ninguneo de Haití. Desde hace dos siglos, sufre desprecio y castigo. Thomas Jefferson, prócer de la libertad y propietario de esclavos, advertía que de Haití provenía el mal ejemplo; y decía que había que “confinar la peste en esa isla”. Su país lo escuchó. Los Estados Unidos demoraron sesenta años en otorgar reconocimiento diplomático a la más libre de las naciones.

Mientras tanto, en Brasil, se llamaba haitianismo al desorden y a la violencia. Los dueños de los brazos negros se salvaron del haitianismo hasta 1888. Ese año, el Brasil abolió la esclavitud. Fue el último país en el mundo.

Haití ha vuelto a ser un país invisible, hasta la próxima carnicería. Mientras estuvo en las pantallas y en las páginas, a principios de este año, los medios trasmitieron confusión y violencia y confirmaron que los haitianos han nacido para hacer bien el mal y para hacer mal el bien.

Desde la revolución para acá, Haití sólo ha sido capaz de ofrecer tragedias. Era una colonia próspera y feliz y ahora es la nación más pobre del hemisferio occidental. Las revoluciones, concluyeron algunos especialistas, conducen al abismo. Y algunos dijeron, y otros sugirieron, que la tendencia haitiana al fratricidio proviene de la salvaje herencia que viene del África.

El mandato de los ancestros. La maldición negra, que empuja al crimen y al caos. De la maldición blanca, no se habló.

La Revolución Francesa había eliminado la esclavitud, pero Napoleón la había resucitado: – ¿Cuál ha sido el régimen más próspero para las colonias? –El anterior. –Pues, que se restablezca. Y, para reimplantar la esclavitud en Haití, envió más de cincuenta naves llenas de soldados. Los negros alzados vencieron a Francia y conquistaron la independencia nacional y la liberación de los esclavos. En 1804, heredaron una tierra arrasada por las devastadoras plantaciones de caña de azúcar y un país quemado por la guerra feroz. Y heredaron “la deuda francesa”. Francia cobró cara la humillación infligida a Napoleón Bonaparte.

A poco de nacer, Haití tuvo que comprometerse a pagar una indemnización gigantesca, por el daño que había hecho liberándose. Esa expiación del pecado de la libertad le costó 150 millones de francos oro. El nuevo país nació estrangulado por esa soga atada al pescuezo: una fortuna que actualmente equivaldría a 21,700 millones de dólares o a 44 presupuestos totales del Haití de nuestros días. Mucho más de un siglo llevó el pago de la deuda, que los intereses de usura iban multiplicando. En 1938 se cumplió, por fin, la redención final. Para entonces, ya Haití pertenecía a los bancos de los Estados Unidos.

A cambio de ese dineral, Francia reconoció oficialmente a la nueva nación. Ningún otro país la reconoció. Haití había nacido condenada a la soledad. Tampoco Simón Bolívar la reconoció, aunque le debía todo. Barcos, armas y soldados le había dado Haití en 1816, cuando Bolívar llegó a la isla, derrotado, y pidió amparo y ayuda. Todo le dio Haití, con la sola condición de que liberara a los esclavos, una idea que hasta entonces no se le había ocurrido. Después, el prócer triunfó en su guerra de independencia y expresó su gratitud enviando a Port-au-Prince una espada de regalo.

De reconocimiento, ni hablar. En realidad, las colonias españolas que habían pasado a ser países independientes seguían teniendo esclavos, aunque algunas tuvieran, además, leyes que lo prohibían. Bolívar dictó la suya en 1821, pero la realidad no se dio por enterada. Treinta años después, en 1851, Colombia abolió la esclavitud; y Venezuela en 1854.

En 1915, los marines desembarcaron en Haití. Se quedaron diecinueve años. Lo primero que hicieron fue ocupar la aduana y la oficina de recaudación de impuestos. El ejército de ocupación retuvo el salario del presidente haitiano hasta que se resignó a firmar la liquidación del Banco de la Nación, que se convirtió en sucursal del Citibank de Nueva York.

El presidente y todos los demás negros tenían la entrada prohibida en los hoteles, restoranes y clubes exclusivos del poder extranjero. Los ocupantes no se atrevieron a restablecer la esclavitud, pero impusieron el trabajo forzado para las obras públicas. Y mataron mucho.

No fue fácil apagar los fuegos de la resistencia. El jefe guerrillero, Charlemagne Péralte, clavado en cruz contra una puerta, fue exhibido, para escarmiento, en la plaza pública. La misión civilizadora concluyó en 1934. Los ocupantes se retiraron dejando en su lugar una Guardia Nacional, fabricada por ellos, para exterminar cualquier posible asomo de democracia.

Lo mismo hicieron en Nicaragua y en la República Dominicana. Algún tiempo después, Duvalier fue el equivalente haitiano de Somoza y de Trujillo.

Y así, de dictadura en dictadura, de promesa en traición, se fueron sumando las desventuras y los años. Aristide, el cura rebelde, llegó a la presidencia en 1991. Duró pocos meses. El gobierno de los Estados Unidos ayudó a derribarlo, se lo llevó, lo sometió a tratamiento y una vez reciclado lo devolvió, en brazos de los marines, a la presidencia. Y otra vez ayudó a derribarlo, en este año 2004, y otra vez hubo matanza. Y otra vez volvieron los marines, que siempre regresan, como la gripe. Pero los expertos internacionales son mucho más devastadores que las tropas invasoras.

País sumiso a las órdenes del Banco Mundial y del Fondo Monetario, Haití había obedecido sus instrucciones sin chistar. Le pagaron negándole el pan y la sal. Le congelaron los créditos, a pesar de que había desmantelado el Estado y había liquidado todos los aranceles y subsidios que protegían la producción nacional. Los campesinos cultivadores de arroz, que eran la mayoría, se convirtieron en mendigos o balseros. Muchos han ido y siguen yendo a parar a las profundidades del mar Caribe, pero esos náufragos no son cubanos y raras veces aparecen en los diarios. Ahora Haití importa todo su arroz desde los Estados Unidos, donde los expertos internacionales, que son gente bastante distraída, se han olvidado de prohibir los aranceles y subsidios que protegen la producción nacional.

En la frontera donde termina la República Dominicana y empieza Haití, hay un gran cartel que advierte: El mal paso. Al otro lado, está el infierno negro. Sangre y hambre, miseria, pestes. En ese infierno tan temido, todos son escultores. Los haitianos tienen la costumbre de recoger latas y fierros viejos y con antigua maestría, recortando y martillando, sus manos crean maravillas que se ofrecen en los mercados populares. Haití es un país arrojado al basural, por eterno castigo de su dignidad. Allí yace, como si fuera chatarra. Espera las manos de su gente.

enero 20, 2010

Veinte días y contando...

Veinte días y ya el año nos empieza a mover… la vida.

El terremoto de Haití acapara no sólo nuestra capacidad de asombro, de conmoción y compasión, también todos los titulares y los principales planes de ayuda a corto y mediano plazo de muchos gobiernos en el mundo.

Me cuesta mucho entender este tipo de cosas cuando pasan y sé que no soy la única. Mis por qué junto a los de miles que como yo están anonadados no tienen respuesta. He vivido junto a la gente de mi propio país más de dos terremotos, sé lo que es el miedo a que siga temblando y la pena de que personas muy queridas hayan perdido a sus seres queridos y también su casa y demás bienes materiales.

No sé si es válido decir que "gracias a Dios nunca me ha sucedido nada directamente ni a nadie de mi familia", siento que es injusto alegrarme porque a mí no me pasa, pero el hecho es precisamente que hasta hoy siempre hemos salido asustados pero nada más…

Sin embargo en Haití, según las noticias principalmente su capital y poblados cercanos están literalmente en ruinas… la ONU afirma nunca haber tenido que enfrentar una situación semejante (al menos en tiempos modernos) y eso es debido principalmente al caos de un sitio sumido en el desorden y la desgracia. ¿Dónde estarán los funcionarios y fuincionarias? Muchos murieron y otros tal vez se dedican a enterrar a sus propios muertos… ¿Y las ONG’s? algunas por el suelo, otras intentando hacer algo entre un mar de necesidades…

Estaba leyendo un comunicado de un representante de Volens (una ONG Belga) y habla de la frustración de ver tanta necesidad y no poder nada o asuficientemente significativo al menos de momento. Ha empezado a llegar la ayuda cuentan otros, sigue temblando nos cuentan las noticias.

Por otro lado siento como el 2010 ha tomado un rumbo definido desde muy temprano. Este será un año de muchísimos cambios sin duda alguna. Y los cambios inician con los muchos anuncios de variados tipos en estos 20 días… Unos alegres y alguno que me dejan con el corazón encogido y un hoyito en la panza con el que no sé bien todavía qué hacer …

A veinte días de haber iniciado un nuevo año me agarro fuerte de un pasamano imaginario y pido al Dios en el que creo que me ayude a sostenerme porque siento que el mundo se está moviendo y por ratos pienso que también se está rasgando. Unos han vuelto y otros se van. Mi pequeño mundo está a punto de cambiar irremediablemente.

Acabamos por fin la mudanza de la oficina a una nueva casa. Atrás los recuerdos de un sitio que albergó nuestro esfuerzo, nuestro trabajo y el encuentro de muchas personas que en 20 años han trabajado en la Fundación… La nostalgia vino a visitarnos al decir adiós al “palo de mango”, a la casa, a “nuestra oficina”.

Mi prima Ruth (la pequeña tontina) se mudó el sábado a vivir con su novio y mi sobrina la Dani’ a una nueva casa. Para ella es la segunda mudanza de su vida, la primera fue a los 4 años y puede decirse que ahora es la primera que significa un cambio de vida consciente.
Para mí verla salir de casa con sus cosas subidas en un camión y ayudarla acomodar un poco su nuevo hogar significa otra pieza en el fin de esa etapa que nos permitió a hermana, mi hermano y a mí crecer junto a 5 primos en una “misma gran casa” donde tenernos fue la dicha más grande que un niño o una niña puede conocer: tener hermanos para jugar, pelar y ser cómplices.

Ahora crecimos y la casa ya no alberga nuestras voces nada más que cuando llegamos de visita. Es la ley de la vida opinaba la mamá de mi prima el sábado para convencerse a sí misma de que aquella mudanza que le cambiaba la propia vida en ese momento es parte del destino…

En veinte días ya el 2010 ha movido el piso y ha cambiado vidas.
Es el cambio climático opinan algunos. Es el fin del mundo dicen otros.
Para algunos ha sido ya el fin de su vida en este mundo. Y como a mi me pinta lo que viene es el fin de un tiempo tal como ha sido para transformarse en algo que espero tenga las bases firmes para poder seguir siendo tan bonito aunque sea diferente.

El mundo está cambiando. Seguimos contando… mientras seguimos!.

enero 05, 2010

Epílogo 2009...

"Porque no podremos seguir rumbo si no conseguimos dejar atrás

lo que ya no está con nosotros” Jorge Bucay.

Cerrar es entonces tal vez parte misma del caminar. Y para mí, es una manera de conceder su lugar a los acontecimientos y las personas reconociendo que han sido por lo menos parte de nuestra vida. Pues les comparto “mi resumen” a manera de cierre y como una constancia de que me dispongo a empezar… nuevamente.

“Primer día de un año con pronóstico reservado. Pero la Providencia provee". Pensando en "la crísis" escribí lo anterior el 1 de enero en mi agenda (Latinoamericana) de 2009.

La primera mitad del año transcurrió entre elecciones, enfermedades de unas y otros, algunas celebraciones, reencuentros, la muerte del papá de mi amiga Evelyn y de la abuelita de César, la despedida de la Mish que se fue a Costa Rica, embarazos y nacimientos: llegó Amaia en Madrid y la María Jo', su abuela le escribió un libro con la historia de la familia!!

“Nace la esperanza en El Salvador. Hoy se escribió una nueva página en la historia del pulgarcito. El pueblo venció el miedo y votó por la esperanza. Mi corazón está de fiesta!!!! Hoy ha ganado un pueblo que aprendió a decir basta!”. Con el corazón agitado y una ilusión desbordante anoté lo anterior el domingo 16 de marzo (o mejor dicho el 17 en la madrugada) al volver de la fiesta en el redondel Masferrer…

"El Pueblo Unido Jamás será Vencido" cantamos a todo pulmón frente a la casa presidencial... Imposible describir los sentimientos de ese día. Tantos anhelos y tantos nombres en nuestra memoria. Sus vidas y muertes reivindicadas después de una lucha de tantos años. La esperanza volviéndose materia. Como escribí en el post de aquellos días: "No estaban locos, No estábamos locos... No estamos locos".

Hay que reconocer lo dificil y empedrado del camino del cambio. También que no será posible en 5 años cambios rotundos que parezcan magia y no sólo por voluntades, hay una capacidad y punto lo demás tendrá que venir después. Pero quiénes hemos vivido tantos años siendo testigos de injusticias y abusos sin remordimientos somos sensibles al momento histórico que vivimos. Hoy se viven sucesos imposibles siquiera de imaginar hace un año... vivimos el tiempo donde empezamos a llamar "al pan pan y al pene pene" como se dice por allí...

Tiempos de cambio también para mi, en mayo empecé nuevamente a buscar casa. Una en la Olímpica, mmm, tal vez. Una en la Metrópolis, esa no. Hay una en la Miramonte… está bonita, me gusta el ambiente… lo voy a pensar.

“Llamada de Daniela, ellos están interesados y yo también. Negociamos. Nos pusimos de acuerdo. Ok. Me paso el próximo fin de semana”. Fue lo más relevante anotado del domingo 24 de mayo. El siguiente domingo empezó otra etapa.

En el año 2009 El Salvador estrenó caminos. El 16 de marzo en elecciones democráticas y por mayoría decidimos dar un giro que por lo menos intente una realidad menos torcida después de muchos siglos de ser los últimos de la fila.

Uno de junio de 2009: El Salvador juramentó a Mauricio Funes como el primer presidente de izquierda en su historia y al unísono yo me mudaba a una casa donde me esperaban un racimo de habitantes con el ombligo dejado en distintos sitios del mundo...

Primero de junio de 2009: El salón para el traspaso de mando, los invitados, el protocolo y la fiesta están listos y desde el día anterior mi amigo Leo y mi hermano llevaron mis cosas para dejar también listo mi traslado a un nuevo lugar. La política en El Salvador estrenaba caras (¡por fin!) y mientras tanto yo estrenaba casa, compañeros, caminos y aunque no lo sabía, al igual que El Salvador yo también estaba estrenando una manera de vivir, de hacer y de pensar sobre muchas cosas.

En los primeros 100 día de gobierno de Mauricio la prensa contaba que algunas cosas seguía igual (12 muertes por homicidio al día es un triste ejemplo de ello). La UCA en su encuesta lo otorgó un 7.6 de calificación y mucho se dijo sobre que en 100 días de un inédito gobierno de la izquierda no se podía realmente hablar de logros sino de un proceso de aprendizaje.

En esos mismos "primeros 100 días” de acuerdo a mis notas (como se puede ver más confiables que mi memoria) a mi alrededor hubo tantas bienvenidas y despedidas, cenas, conversaciones, películas, maratones viendo series en casa, confidencias, risas y lágrimas en medio de un compartir tan intenso que a veces no había tiempo para enterarse bien de lo que había sucedido: alguien se marcha, alguien llega, alguien regresa, alguien se va tal vez para siempre.

“Calamares, arroz, vino tinto y relampaguitos de la Pilar”. Menú de jueves 4 de junio con el que iniciamos el ciclo de lo que sería un sin fin de "exquisiteces" en la nueva casa con la nueva comunidad…”

El inicio del 2009 me encontró viviendo en una “casa para señoritas” donde en total éramos 10. Al final del año vivo en un rincón donde las llamadas barreras culturales se vienen abajo a fuerza de horas compartidas y la mejor disposición para aprender y desaprender porque después de todo: lo más importante es que nos queremos!.

Ciento quince días después se acabó el año. Antes llegó Sabina con su disco “Vinagre y Rosas” que gracias a la Ma. Jo pude (y pudimos) escuchar casi en primicia y hoy declaro que ese es sin duda para mí ¡el mejor disco del año!: “A los quince los cuerdos de atar me cortaron las alas, a los veinte escapé por las malas del pie del altar… a los treinta fui de armas tomar sin chaleco antibalas…” ¡Estupendo!

Y llegó ese tiempo del final que fue sin ninguna duda el más duro; las despedidas y las tragedias se abrieron paso. Adiós a la Jani, a Hannes, a Max. Llovió sin clemencia por unas horas y los ríos se llevaron vidas, casas, cosas, pueblos enteros!

Creo que al final tan sólo puedo decir que ese tiempo nos dejó el alma trastocada y por eso hoy al recordarlos se me antoja como “un tiempo de emociones”.

Aprovecho para agradecer en este momento a todas las amigas y amigos que se solidarizaron con los afectados por las lluvias, gracias a quienes colaboraron específicamente con la gente de la colonia donde vive mi mami. Gracias por hacer posible unirnos para ayudar en algo (aunque ya sabemos que las necesidades siempre sobrepasan nuestras capacidades). Gracias infinitas por un cochecito y la ropa para el bebé cuya mamá estaba a 4 días de parir cuando el río se llevó su casa, al bebé le llamaron Alex y la emoción sacó lágrimas cuando gracias a unos amorosos padres que compartieron con él las cosas de su hijo, los de Alex pudieron recibirle con un hermoso lugar para dormir, para pasear y la ropa y demás cosas necesarias al menos en los primeros meses de su vida…

Cántaros, huácales, víveres, frazadas, ropa… en fin, muchas cosas fue posible entregar en paquetes armados según la necesidad de cada familia. Les pusimos nombre para no confundirnos, al final ellos agradecieron porque al leer sus nombres reconocían la ayuda como regalos verdaderos. Gracias en nombre de ellas y ellos y que puedan sentir la satisfacción en el corazón de quiénes saben compartir sin esperar nada a cambio.

Una vez más, son las personas y nos los lugares los que escriben la historia, son los encuentros los que marcan y dejan su huella, es la gente siempre lo más importante.

De la casa nueva me quedo por eso con la gente:

  • Una Catalana con novio guanaco que se llevó el premio a la más chistosa y a la que hizo la mejor torta de chocolate del año”.
  • Un gringo bien alto y una gringa bien chiquita de esos que son gringos pero de los de verdad!
  • Una Vasca que me concedió la alegría de una amistad tan emocionante que me hizo recordar aquellas adolescentes por lo buena, autentica e intensa que la vivimos.
  • Un francés que hace mezclas musicales y al marcharse nos dejó tal legado de comida congelada que alcanzó para alimentar a todos los habitantes de la casa por casi un mes y por supuesto: su invaluable bote de 'mostaza dijon'.
  • Una italiana que creció en África, habla francés, practica portugués una vez por semana y nos brinda calor de hogar mientras cuida las cuentas de la casa como ninguna.
    Dos gatos, una tortuga viva, otra que pasó al cielo de las tortugas y de vez en cuando algunos perros…
  • Una “siguanaba madrileña” y un “Caleño” colombiano.
  • Un Vicentino (de Jan Vizente) que nos pone películas, nos lleva de paseo y siempre tiene al menos la intención de hacer una bomba de chocolate.
  • Otro francés que se recorrió casi todo El Salvador en tan sólo un par de meses, aprendió hacer pupusas y hoy comparte con sus compatriotas una versión de “pupusa con queso azul” hecha en comal y toda la cosa.
  • Un gringo-alemán que recurriendo a las enseñanzas de “su mama” llenó la casa de olores y sabores que mezclados con su alegría y algarabía pusieron música, color y sabor a aquellos tres meses que duró su paso por esta tierra.
  • Un salvadoreño al que le gusta Bob Marley, las tradiciones de los pueblos y ver pasar a los vencejos cuando cruzan el cielo cual golondrinas anunciando los cambios de estación en El Salvador.
  • Hay que mencionar también al "Pato" que vienen de visita algunos días y comparten la vida loca de la casa de las Jacarandas, comida, bebida, risas y paseos, dos hermanos de “Uzulután” a cuyo lado no es posible detener la risa, los días de fiesta, de lágrimas y las decisiones que cambian la vida: algunos llegaron, otros se fueron y algunos estamos aquí para seguir caminando juntos al menos por algún tiempo.

"Las palabras tal vez jamás alcanzas, si lo que hay que decir desborda el alma" canta Norma Helena...

Se acabó otro año que combinó la bondad de las nuevas vidas trayéndonos a Amaia, Lucía, Gaby, Paula y Gastón con la tristeza del final de la vida de algunos seres tan queridos que nos parecían inmortales…

Al terminarse el 2008 mis notas dicen que mis sentimientos hacían difícil el balance. Un año que me dejó sin la presencia física de mi papi, un año que me abrió las puertas a la autodependencia. Un año donde la vida fue como lo veía en esos días “simplemente como es”.

En 2009 el papá de la Mish, la mamá de Miriam y la abuelita de Manuel se fueron también al cielo. No es fácil ni sencillo cerrar con tantos sentimientos. Puedo nada más decir que hoy y más adelante está todo lo que nos toca seguir viviendo, porque es nuestro deber y porque seguramente es lo que a ellas y ellos que tanto nos amaron les gustaría que hagamos.

En resumen pues puedo decir que después de todo sólo puedo estar agradecida.

Por la compañía, por el café tan único como el mismísimo cariño con el que lo tuesta mi mami, por el pan y por las cervezas; por los días y las noches de tertulia, por la risa, los enfados, el perdón otorgado y esos hombros prestos a dejarme reposar cuando el camino se hizo pesado.

Doy gracias por una madre que es mi mejor ejemplo de fortaleza y de una mujer que ama y que lucha; por una hermana que siempre está cerca y me deja también caminar a su lado; por la Darling, la Ton, los Primis y el resto de la familia que me apoyan hasta en las empresas más extrañas...

Por una amiga que sabe querer como la Jani. Por la Peque, la Berritus, la Rinis, y Karla, un equipo de trabajo con el que es posible compartir más allá de la oficina y en el cual he encontrado amigas de esas que se pueden llamar “del alma”.

Por Daniela, sus cariño y la pasta al estilo de su abuela; por el Robert, su cariño tan sincero y una amistad que sabe a complicidad y aceptación mutua, a ya mucho rato y muchas cosas compartidas; por la Mish que me renueva año con año el contrato de "hermana"y me concedió en varias ocasiones un pase VIP para tener una audiencia con ella aunque fuera a las 11 de la noche en esos días cuando venía en "visitas express" desde su actual domicilio en Costa Rica y me dejó estar a su lado en los día claros y también en los oscuros...

Por la Pili mi compañera de anhelos; por Raúl que nos comparte su calma; por Kath y la María Jo. que siguen cerca muy a pesar mis despistes y a las dos muchas gracias por el cariño y también por los libros!!; por Toño, nuestro cura de cabecera que no baja la guardia y está siempre dispueto acompañarnos tanto en la risa como en la pena.

Gracias también a Hannes, el gringo-alemán que me compartió unas recetas y quiso poner conmigo los colores a esta amistad que llenó aquellos días de sueño, las noches de risa y el tiempo después de una nostalgia que deja saber que un cariño muy grande se cocinó junto al pan.

Agradezco también a Massimo Parizzi que me dejó escribir para “Here” la revista italiana que ahora se dispone hacer un alto en el camino, hasta la próxima!.

Gracias a César y Marito que se esforzaron para que en un breve paso por esta tierra nos pudiésemos ver “aunque sea una noche”. Gracias al resto de 'la familia' regada por el mundo y que aún en la distancia conservan el cariño que nos tenemos en un lugar cálido y seguro…

Ahora que ya acabó el 2009 y existe la sensación de un nuevo comienzo. Hoy cuando en Enero se renueva la esperanza y con renovadas fuerzas nos disponemos a seguir pensando en los sueños y los retos. Hoy quiero detenerme un instante para que lo mejor se quede alojado en mis recuerdos y lo demás se quede atrás para siempre.

Desde el pasado uno de junio inició el tiempo de los cambios y hoy antes de que el 2010 agarre velocidad y nos empiece a llevar por caminos tal vez insospechados aprovecho para decir, en medio de todas estas palabras que es mi mayor deseo que este sea un nuevo año con mucha luz para las decisiones, que la salud sea buena, el corazón nuestro mejor guía, que el Dios Madre y Padre de la vida sea nuestra inseparable compañía y que con fuerza y sabiduría enfrentemos lo que viene… sea lo que sea.

Siempre,

Mary

PD. Según se dice desde la segunda mitad del año inició el tiempo de los cambios y aunque a estas alturas no es posible todavía saber cuánto de todo lo prometido será una realidad en una cosa sí que habemos muchas (y también muchos) que estamos de acuerdo: en los últimos 30 años entre juntas revolucionarias, dictadores, asesinos, títeres, intelectuales en copia barata, todos ladrones y alguno que otro payaso en la silla presidencial, nunca habíamos tenido en el país como presidente uno tan inteligente, tan guapo y además que “huela tan bien” como Mauricio… :-)


Nos enchufamos, gracias!


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