Posted on 13:55 by María Ofelia ZP
Al círculo de Fuego;
los que ya se han ido,
los que están presentes,
y los que aún tienen que llegar.
Leyendo sobre la sabiduría de "Los Tóltecas" y como fueron mujeres y hombres de conocimientos, que formaron una sociedad para estudiar y conservar el conocimiento espiritual y las prácticas de sus antepasados que luego fueron transmitiendo a generaciones y generaciones... pensé de repente en que la grandeza de la humanidad a través de la historia quizá sea algo que va más allá de la sabiduría con que mujeres y hombres pudieron adaptarse y sobrevivir en un mundo que cambia y evoluciona; pensaba que una de las cosas más grandes que como seres humanos hemos podido alcanzar es la manera de transmitir esa sabiduría a quienes caminan en el mismo tiempo en que nos es concedido habitar este mundo. De esa manera, la humanidad nunca deja de aprender, ni de crecer, ni de evolucionar a espacios donde la conciencia se despierta y es posible expresar la vida a través de maravillas como el arte, la música o la escritura y nos abre con ello las puertas a lo inmortal más allá del cuerpo en un espacio espiritual como seres únicos, maravillosos e irrepetibles por los siglos de los siglos... Armando Herrera fue sin duda un ser que vivió transmitiendo todo aquello que aprendió y que guardaba en su alma con antiguas y nuevas generaciones porque para él, el acceso a la cultura era un derecho de la humanidad.
Mi llegada a la familia "Herrera-Guirola" se dio en medio de la naturalidad con que siendo una niña de 13 años una tiene una mejor amiga y su familia se vuelve gente cercana, querida, "bien conocida" y con potestad incluso de cuestionarnos simplemente porque, para el caso, se trataba de "la mamá, papá, hermana o hermano de la Mish".
Con la Michele Herrera, mi ahora hermana, mejor amiga y comadrita, nos conocimos en el año 1987 cuando ambas eramos unas chiquillas y el camino a las respectivas casas fue uno bien recorrido por cada una a medida que iban pasando los años. Nuestra amistad se ha tejido entre risas, travesuras, ilusiones, sueños logros, alegrías, tristezas y desencantos tanto adolescentes y juveniles como adultos en este tiempo que ahora vivimos.
Caminando de la mano fuimos abriendo la mente y el corazón mientras se formaba la identidad que hoy por hoy nos hace mujeres de este tiempo, zurdas, auténticas, revolucionarias, luchadoras y rebeldes que saben amar y creén en las utopías que viven más allá de lo sensato. A nuestro lado teníamos cada una sostenes compartidos sin los cuales mucho de lo que ahora es no habría sido posible: sus padres, los míos y "los nuestros".
Mis recuerdos de Armando Herrera, para mí desde el primer día "don Armando" están confundidos entre lo que la Mish me contaba y lo que yo veía. Él recogiéndola en el colegio en un carro grande y verde, él llevándonos a comprar a Simán la tela para nuestro vestido de graduación, él recogiéndonos para llevarnos de un lado a otro cuando teníamos cualquiera de nuestras actividades "ex-aula", don Armando en el teatro, en los varios lugares donde estuvo la oficina de CODICES, en la casa de la Montebello donde tantas veces me fui a quedar para dormir, en sus otras viviendas, en la Agenda Cotidiana, en los festivales, en Todos los eventos importantes, presente en la vida de su familia, por consiguiente en la de la Mish y entonces por ende, en la mía.
Recuerdo cómo el año pasado la Michele me hacía un reenvío de los e-mails con los detalles de lo que decía el doctor y me expresaba su preocupación, su tristeza y su agotamiento por esas decisiones que se deben tomar y que ponen en juego la mismísima vida: "cirugía cerrada -cirugía abierta, pronóstico delicado, si la operación fuera hoy no la resistiría..." y yo los leía y me preocupaba...
El día de la operación amanecimos con el corazón encogido, no podría contar pero fueron muchas las veces en que durante ese día me detuve a pedir a Dios por un milagro. Le explicaba cómo "otra cosa no podía suceder" punto. A eso de las 5:30 de la tarde una llamada de Alejandro Quiteros " el compadre":
- Mary, quiero avisarte que al parecer "algo ha salido mal durante la operación y entonces, me parece que mejor te venís para el hospital".
Salí de la oficina queriendo poderes de transportación para llegar lo antes posible. Entro y allí están todas las personas que pensaba encontrar, me entero de lo que ha pasado y empiezan unas horas que en mi memoria van y vienen entre la negación del momento y los recuerdos que permanecen para siempre.
«Lo acaban de meter a la sala de cuidados intensivos Si hubieras llegado 5 minutos antes lo hubieras visto porque por este pasillo lo llevaron Dicen los médicos que hay que esperar 24 horas Ya estaban terminando, dicen que estaban a punto de terminar de cerrar cuando la aorta no resistió Dice el doctor que puede oírnos Vamos a confiar Hay que seguir esperando»
Llamé a mi mamá y mi hermana y en 20 minutos ellas también estaban en el hospital. Media hora más tarde el pronóstico había cambiado.
«dicen que no está respondiendo»
Las lágrimas se derramaban en aquel ir y venir en el pasillo del hospital. Irma repetía una y otra vez «No puede ser, esto no puede ser, Armando no puede morirse»
Media hora más y el pronóstico vuelve a cambiar. «Los médicos dicen que "q u i z á n o r e s i s t a l a n o c h e... ¿Qué? Hablé con el doctor y dice que es cuestión de algunas horas. ¿Cómo? No puede ser... es que eso no puede ser...»
Se descargaron los celulares. Podés ir a la casa a traer los cargadores. Me fui. Vuelvo con los cargadores. En la sala de espera de la UCI hay ahora más gente, me sorprendo -a pesar de que son 25 años en la familia y eso me debería parecer lógico - porque les conozco por nombre de pila (y algunas muchas historias) a cada persona allí. El tío..., la tía... etc.
Mish querés un café? No, fue la respuesta... su mirada debía decirlo pero mi alma se negaba aceptarlo. La Mish se fue con Alejando "al baño" y yo entré a la sala de la UCI:
Mi mami: Ya murió hija... acaba de morir.
No!!!!!
Toda la gente a mi alrededor lloraba y yo sin poder ver por las lágrimas me fui desandando el camino que me había llevado allí. Encuentro a la Mish tirada en el pasillo en los brazos de Alejandro. Murió cuando ella entró a despedirse... la hora macabra, el momento más surreal de la vida. Ha muerto un padre.
Hoy hace un año de aquel ingrato día. Veinticinco años atrás la vida condujo mis pasos hasta esta familia a la que amo y llamo con agradecimiento "mi otra familia". La muerte de la madre y luego la del padre han dolido en mi corazón con el dolor que por sí mismo causa verles partir y también en correspondencia por el dolor que sé que está viviendo la Mish y sus hermanos.
En este primer aniversario, luego de que también tuve que celebrar el año pasado "el primer aniversario de la muerte de mi propio padre" sé que no hay manera para saber cómo se va a vivir y a sentir, pero quiero decir que me siento honrada por la invitación a ser parte de quienes en este día vamos a darle vida al recuerdo y a las causas por las que don Armando decidió gastarse hasta el último soplo de vida.
Mi admiración, respeto y cariño por siempre para él y mi compromiso a seguir formando parte de esta familia hasta el final de mis días.
Quienes que se han ido, quienes quedamos y quienes van a venir vivimos acaso en una misma dimensión pero con formas de vida distintas y desconocidas. Por mi parte no dudo ni por un segundo que los sueños se alcanzan y por eso, en esta noche de aniversario voy a mirar al cielo y las estrellas serán mi confirmación de que hay un más allá donde aunque ya no exista la materia aún queda la luz.
Vive por siempre quien amó la vida, quien luchó por ella, quien se dejó las fuerzas luchando por la dignidad y la justicia y por eso, vivirá por siempre don Armando en mi corazón.
Hasta que nos volvamos a encontrar en los sitios donde habita la luz, aquí está mi paso al frente para seguir rompiendo los caminos libertarios que me fueron heredados por su ejemplo.
Hasta siempre Don Armando...
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Gracias,
Ma. Ofelia