Seguridad privada, seguridad ¿para quién?
Cuando entramos a cualquier parqueo, centro comercial, mercado, tienda o lo que sea, solemos encontrar esos rotulitos que avisan que "estamos allí bajo nuestro propio riesgo".
Parece ser que la relación empresa-cliente de entrada es algo más o menos así:
"Usted viene a mi establecimiento a comprar un producto que Nosotros comercializamos y que Usted necesita pero, al venir a visitarnos usted lo hace bajo su propio riesgo, si su carro es abierto y le roban lo que ha dejado allí No Es nuestra responsabilidad, si estando dentro le roban, golpean, o le sorprende la muerte, tampoco..." y san se acabó. Con esa sentencia y este tipo de carteles estamos "cheles" como quien dice, y en El Salvador simplemente nos la comemos con pan. Nos parece correcto, que las empresas tengan seguridad privada pero entiéndase, es para ellos no para sus clientes: gente armada en la entrada que revisa los bolsos y a las personas para que no entren con armas u otros "objetos peligrosos" a las tiendas, bancos, restaurantes y comercios de cualquier índole, nos hace sentir seguras y seguros, pero eso es quizá porque nunca nos detenemos a preguntarnos ¿a quién cuidan?.
Qué pasa entonces si yo llevo mi propia seguridad y la seguridad de otra persona quiere hacerme algo ¿que se arreglen entre ellos?. Y si entre mis guaruras y los de otra persona o empresa hay un altercado, se disparan las balas y hay muertos o heridos ¿quién responde, los guardias o quienes les contratan? Como diría el cantante de salsa "¡que alguieeen me digaaa!".
Pero más allá de esa deducción de responsabilidades me asalta a otra duda: ¿es en realidad correcto?, de verdad en este país las leyes avalan que la ciudadanía debe saber que "bajo su propio riesgo" entra a cualquier lugar y que hay nada que hacer si dentro de él son vulnerados sus derechos. Porque si nos ponemos a contar, ¿cuántas veces no hemos sufrido o escuchado de intimidaciones o amenazas por parte de la seguridad privada de un sitio por las razones más variadas y coloridas que nos podamos imaginar?. Entonces, ya no se trata nada más de cuidarse de los ladrones, ¿hay que cuidarnos también de los agentes de seguridad?.
Muchas veces los carros son abiertos dentro de parqueos de pequeños establecimientos que tienen uno o dos hombres armados "cuidando" por supuesto al preguntar "nadie vio nada" y punto. No hay nada que reclamar porque de antemano, quizá antes de mandar hacer el rótulo de "¡Ya abrimos!" sus dueñas y dueños han mandado hacer el que avisa a su "Selecta Clientela" que al venir a comprar o hacer uso de los servicios que ellos prestarán lo harán bajo su propia responsabilidad y que la seguridad privada que sin ninguna duda habrá allí "armada hasta los dientes" va a cuidar sí, pero tan sólo (y nada más) sus propios intereses, no a las personas -entiéndase bien- sino el establecimiento como tal. Nuevamente la pregunta ¿es eso correcto?.
No sé sinceramente qué dicen las leyes, pero para mí que esto es simplemente una tergiversación del tema de seguridad, porque si en la declaración universal de los derechos humanos hay un apartado que habla específicamente de que "todo ser humano tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona" entonces, ¿por qué va a estar por encima de la vida de alguien la seguridad de una empresa?.
Creo que las salvadoreña y salvadoreños tenemos la gran tarea de tomarnos en serio la invitación que la poeta Nora Méndez nos hace en su poema "Súper Credo" de volvernos "Súper críticos" y no permitir que por encima de nuestra dignidad esté ninguna imagen y ningún "buen nombre" que le ponga un pie encima y mande a borrar de la historia sucesos como el del 14 de octubre de 2010, cuando una mujer de 23 años entró a una sucursal de uno de los supermercados más grandes del país y al intentar llevarse unas pastas de dientes (acaso sin pagar, acaso pagando nada más si la veían) "fue detenida" por la seguridad privada de este lugar y posteriormente encerrada en un pequeño cuchitril donde están los cables de alta tensión. Como ahora lo sabemos, minutos después, en lo que su pequeña hija salió a pedir dinero a su padre que la esperaba en el parqueo para pagar las putas pastas, se produjo una descarga eléctrica y Karen Yamileth Cordero Quintanilla murió electrocutada. Del hecho, hasta hoy, cuando han pasado dos semanas y media nadie se hace responsable.
El supermercado tenía "el rótulo" respectivo (es el de la foto de esta entrada) y con ello seguramente sus dueños y gerentes se sienten libres de responsabilidad porque si no por qué otra razón hasta este momento no se han ni siquiera pronunciado al respecto y por el contario, la prensa nacional ha borrado de sus archivos el caso como por arte de ¿corrupto-magia?"
Les invito a que cada vez que vean uno de “los rotulitos en mención” intentemos terminar las frases, yo voy a terminar algunas de algunos de los mensajes que recuerdo:
La empresa no se hace responsable por sus bolsos olvidados en nuestra paquetería... Porque las personas que trabajan en ella y que nosotros hemos contratado son acaso ladronzuelos que se quedan con lo que la gente olvida.
La empresa no se hace responsable por pérdidas en su vehículo... porque los vigilantes armados que usted ve rondando su carro son acaso miembros de bandas roba carros y nosotros les contratamos y les permitimos portar armas en medio de nuestros clientes nada más para sentirnos protegidos de otros delincuentes de mayor accionar que intenten vaciar nuestras cajas fuertes.
La empresa no se responsabiliza por daños en su persona... ni en su moral ni en su integridad física, porque por encima de cualquier vida humana está nuestra imagen corporativa y nuestros eslogan de ventas y no vamos a permitir que por un "error en los procedimientos" aunque le hayan costado la vida a una persona se vea empañada nuestra posición en el mercado...
No Response to "La empresa no se hace responsable..."
Leave A Reply
Gracias,
Ma. Ofelia