marzo 29, 2011

Cumpassio...

Posted on 14:41 by María Ofelia ZP

Algunos estudiosos opinan que hay palabras que si bien pueden traducirse o interpretarse en otros idiomas (y a veces hasta se dice igual) es imposible traducir su significado original ya que al hacerlo se entienden, pero no en su esencia.  Hoy el título para esta nota está escrito en Latín,  la más cercana interpretación a su origen griego (συν πάσχω + = συμπάσχω) y que en ese idioma habla exactamente de lo que intento decir: 
 Cumpassio, "sufrir juntos", más intenso que la empatía, más profundo que la pena y más allá, mucho más allá que la lástima.


Hoy es lunes 29 de marzo y me siento un poco enojada por lo que este escrito sabe a queja,  lo anticipo (...)
Junto a  mi equipo de trabajo estamos construyendo las bases para la intervención que queremos realizar durante los próximos 5 años intentando llevar herramientas que ayuden a personas que consumen crack a protegerse de la infección de VIH-SIDA.  Para poder trabajar en este proyecto hemos tenido que renovar la certificación en el Programa de Educación en Ética de la Investigación” que teóricamente nos acredita como personas listas para trabajar con seres humanos desde el punto de vista esencialmente “ético”.   Luego de  leer y leer sobre la historia, regulaciones, ejemplos de abusos, sutilidades, conflictos, sujetos… al finalizar los módulos conversaba con mi equipo de trabajo sobre lo delgadas que son la líneas divisorias entre lo ético y la deshonestidad en un mundo donde pareciera haberse perdido paulatinamente el sentido de moral y peor aún, de humanidad.

El teólogo jesuita José Ignacio González Faus ofreció unas palabras el pasado 24 de marzo en un acto preparado con ocasión del 31 aniversario de la muerte de Monseñor Oscar A. Romero y entre otras cosas envió un mensaje en el que enviá una alerta respecto a «la pérdida de humanidad en la actualidad».

El tema me hizo cosquillas, porque a menudo pienso en eso cuando caigo en la cuenta de cómo nos saltamos los códigos actualmente sin siquiera sentir remordimiento.  Los diarios que dan la nota amarilla venden más que los serios, hay un accidente de tránsito y lo primero que se busca es ver si allí entre los hierros de las fotos se ve algún cuerpo, si es así interesa, se lee y se comparte, de lo contario a menudo la gente lamenta que no hayan más fotos... ¿de los muertos?

Esta mañana mi amiga Verónica me contaba (y me autorizó para compartirlo) como anoche intentando pasar una consulta de emergencia en el hospital fue víctima y testiga ocular de los abusos de estudiantes de medicina que la dirección de ese hospital tiene a bien dejar a cargo de la sala de emergencias.  No sabemos si tal vez dicha sala les resulta un poco aburrida pero el caso es que "doctoras y doctores" se pasan todo el rato leyendo minuto a minuto sus mensajes de FB en su Black Berry… 

En menos de una hora ella pudo ver cómo los casi médicos a cargo de la nuevísima y recién construida sala de emergencia del Hospital San Rafael de la ciudad de Santa Tecla ignoraban la fiebre que ponía morada la frente de un bebé, cómo no se atendía la cabeza sangrante de un hombre al que acababa de atropellar un carro porque no encontraban el formulario adecuado y entonces la estudiante -sin despegar sus ojos del Black Berry- preguntaba cada tanto si “¿alguien ha visto los formularios?”, así se pasó una hora  completa y este caso se cierra con el hombre en mención saliendo del hospital tras haber firmado una constancia de que se va “por su propia voluntad sin recibir tratamiento” cuando mientras estuvo dentro nadie fue capaz de acercarse ni siquiera para tomarle los signos vitales.

A mi amiga, después de las muchas veces en que su acompañante pidió que la atiendan porque el dolor en su abdomen era muy fuerte la hicieron acostar en una camilla, le desnudaron el torso y seguidamente continuaron la conversación sobre los exámenes  (en la universidad) que tenían.  Al terminar la plática un de los mencionados estudiantes de medicina dirigió sus ojos a la Black Berry que no había soltado en ningún momento y escribió algo en su muro de FB (eso lo pudo ver ella claramente sin mucho esfuerzo… y yo piesnso que tal vez  habrá escrito -para presumir de su condición de "médico"- algo parecido a “ahora voy a revisar a una paciente”), habiendo terminado de actualizar su estado en FB le preguntó: ¿ha tenido vómitos? Mi amiga respondió que no… él miraba su BB de nuevo, escribía algo y le volvía a preguntar: ¿ha tenido usted vómitos?, después de la 5 vez de hacer la misma pregunta por fin determinó que la paciente debería mejor pasar con otro médico y para su suerte este sí era uno de verdad…

¿A dónde vamos a llegar?

Hace algunos años, mi papá entró al hospital por última vez en su vida.  Pasamos 3 días en la sala de emergencias del mayor hospital nacional en El Salvador porque no había camas disponibles; hay que decir que en los hospitales nacionales mientras no se le asigne cama -no importa el padecimiento- la persona enferma tiene que tener a alguien que se quede día y noche a su lado y si no hay nadie que pueda asumir esa responsabilidad simplemente no puede quedarse porque en la sala de emergencias con suerte les dan una camilla cuando no les toca estar, día y noche caminando por el pasillo o sentados en las sillas de la sala de espera.   Por suerte con mi papá tenía una familia y nos podíamos turnar para poder estar a su lado mientras le administraban medicamentos intravenosos, sueros y curaciones en la úlcera diabética del único pie que le quedaba y todo eso era para intentar estabilizar una descompensación metabólica en un hombre que cargaba con 87 años de vida;  en uno de esos 3 días un “médico, enfermero, estudiante” (vaya usted a saber)  llegó para cambiar la bolsa de uno de las medicinas cuando llegó corriendo una “doctora” y aunque no parezca creíble el diálogo entre ellos fue el siguiente:

-         ¿Disculpa tu celular graba vídeos?
-         Sí ¿por qué?
-         Es que ahorita hay “un paro” [cardíaco] en la “Máxima”  [sala de máxima urgencia]  y quiero grabarlo para presentarlo en mi trabajo…

El hombre soltó las medicinas y el brazo de mi papá y se fue corriendo con su compañera.

La estudiante para doctora necesitaba grabar el momento cuando el corazón de una persona ha entrado en paro para luego presentarlo en su clase… hoy es común ver circular por el FB imágenes de partos y otros procedimientos grabados con algún aparatito de los tan de moda por estudiantes e incluso médicos graduados que son subidos al cyber espacio (sin autorización de los implicados) para informar al mundo con imágenes cómo se veía el niño saliendo del útero de su madre, cómo se veía la vulva de la mujer que tiene una enfermedad, cómo una persona muere en una cama de hospital, etcétera y, desde mi punto de vista: cómo las personas que graban y suben eso a la red de Internet son unas hijas de puta sin escrúpulos que no tiene idea alguna de lo que significa en esta vida las palabras éticas, humanidad y respeto.

¿Será que tengo algo en contra de la tecnología?
¡No!
No es en contra de la tecnología, ni en contra las redes sociales,  ni en contra de la libertad de expresión… ¡es en contra de las personas y su deshumanización galopante!, contra ellas tengo efectivamente algo: ¡rabia!.

Qué pasa con los seres humanos, el poder de tener tan a mano los recursos tecnológicos nos hace olvidar que las relaciones interpersonales van más allá de un clic, que ser amigas o amigos en facebook no es lo mismo que ser amigas y amigos de verdad y que estar con alguien y sufrir a su lado no tiene nada que ver con decir que "me gusta" su estado...
Lo privado y lo público parecen ahora una sóla cosa y tal vez en este desborde tecnológico las personas hemos perdido el norte de lo que antes se conocía como límites, se nos han borrado las fronteras y se nos extravió en algún punto del camino la humanidad y el respeto por la dignidad de las personas que por otro lado no han autorizado jamás que sus sufrimientos sean mostrados de esa manera.

A las personas que se atreven a tratar y mostrar el dolor ajeno como si de una película se trata no las acuso de inconcientes, ni de faltas de ética, chismosas o inmorales, la acuso de inhumanas, de estúpidas y de haber perdido la capacidad de sentir "cumpassio".

Luego del incidente de "la filmación del vídeo" en esos tristes días en que mi papá finalmente murió en el hospital (en una cama asignada y no en la sala de emergencias por cierto), la información que nos dieron  fue que murió de un paro cardíaco.  Pasados el tiempo y conversando con mi familia concluíamos en lo doloroso que sería saber que mientras su corazón se detenía unos estudiantes de medicina se paran en el palco de la sala de cuidados intensivos y graban su muerte con su celular para luego mostrarlo morbosamente entre sus conocidos.   Me da frío tan sólo de pensarlo y a veces incluso me he preguntado si hacer eso, igual que engañar para obtener información de alguien o poner en riesgo la vida de una persona tan sólo para probar algo no será aparte de poco ético e inhumano ¿un delito?.

No sé bien cuál es el rumbo pero de seguir así tal vez muy pronto  la Cumpassio que nos mueve irrefrenablemente hacia los demás seres va a quedar en los recuerdos y vamos a tener que empezar a echar de menos los tiempos cuando quedar para verse con alguien era sinónimo de una conversación mirándose a los ojos y no un encuentro para verse mutuamente escribiendo en un pequeño aparato cosas como que "se está en tal lugar, con tal persona, comiendo tal cosa, hablando de tal otra y aquí les va la foto",  y no se hable de los tiempos en que se podía vivir con la dignidad de saber que vida, padecimientos y la misma muerte "eran asunto nuestro".

Como señala la alerta de González Fauz, "se pierde la humanidad y ya no hay espacio para que el sufrimiento humano nos provoquen Cumpassio, acaso porque ver sufrir a alguien se ha vuelto parte de la acción cotidiana de dar un clic y conectarse, dar otro y desconectar, total, a cada segundo cambia la historia y el mundo se hace grande y pequeño a la velocidad con que escribo cada una de las palabras de esta queja pública.

¿Hasta dónde vamos a llegar?
Siento frío y acaso también un poco de miedo cuando intento responder esa pregunta.

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Ma. Ofelia

Nos enchufamos, gracias!


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