"Las verdades reveladas están más allá de la duda
y no exigen más evidencia que su propia existencia" Eduardo Galeano
«No podemos quedarnos indiferentes»
Eso decían esta mañana en el noticiero mientras comentaban la nota sobre un homenaje a las víctimas del 20 de junio en Mejicanos... me hizo recordar que hace tiempo escribí precisamente sobre la indiferencia y como que ésta me envolviera era uno de mis más grandes temores...
Reconozco que hablar y hablar sobre algunas cosas simplemente no ayuda en nada, pero a la vez pienso que hay cosas de las que hay que opinar aunque sea en los círculos más privados, para no vivir ajenos al mundo, porque es necesario, porque forman parte del diario vivir y claro, porque estoy de acuerdo: no podemos quedarnos indiferentes.
En lo personal, el incidente del bus en Mejicanos me dejó en un estado de shock que hacía mucho tiempo no vivía; se me hizo un nudo tremendo en la garganta y mis emociones se dispararon más allá de mi propia capacidad de asombro y de respuesta... por eso en todos estos días he intentado evadir la realidad de que eso sucedió. Supe la noticia el mismo día a pocas horas de haber pasado, en la radio hablaban de un bus que habían quemado con pasajeros adentro. No lo podía entender... no había espacio en mi cerebro para procesar cosa semejante... casi al unísono con la radio mi hermana me llamó y me dijo "han quemado un bus con gente adentro en Mejicanos"; no, le dije yo, han quemado un bus pero a la gente seguramente la bajaron... No, me dije ella, "la gente se quemó adentro...", colgamos. Llamé a mi amigo Roberto que me había dejado hacía un rato en mi casa y que vive precisamente en ese municipio, le pregunté qué tal había llegado y le comenté la noticia… él no vio nada cuando iba para allá y después de un par de comentarios colgamos.
Ya en mi cuarto, rutina de preparación para dormir, no volví a poner la radio, mejor un CD. Apagué la luz, encendí mi lámpara de noche y me puse a leer, no podía concentrarme, no es cierto pensaba, debe ser una confusión… tal vez algunas personas sufrieron quemaduras mientras se bajaban… en fin, me llegó el sueño y me dormí. El lunes por la mañana otra vez la rutina, 5:45 a.m. suena el despertador, me levanto, enciendo la TV para ver el noticiero y antes de poder hacer ninguna otra cosas allí está... imágenes de una Coaster quemada, se quemaron 14 personas adentro decían... todavía no habían podido ni retirar los cuerpos… se sabe que habían menores… no dejaron que se bajara la gente… me senté en la cama, escuchaba la noticia y se me empezaron a caer las lágrimas...
¿q u é e s e s t o?
Más oía y menos lo creía. Pocos momentos en mi vida han sido de tanta negación, tan pocos que los puedo enumerar porque son tan sólo dos:
Uno: cuando ese amargo domingo 13 de julio fui a visitar a mi papá que estaba ingresado en el hospital y al llegar a su cama no estaba... nadie me decía nada ¿le estarán haciendo exámenes?, se acerca un enfermo en silla de ruedas y me hace señas... justo a mi lado había una camilla con un cuerpo tapado... un muerto... el enfermo me dijo "este es su papá". No, eso no pude ser, es mentira, me veo a mí misma como la niña que una vez tuvo 5 años y me repetía una y otra vez como quien encuentra en un pensamiento el refugio de seguridad que ofrece protección contra el dolor: "los papás no se mueren nunca". Destapé el cuerpo y lo miré... alivio... ¡no es él!. No lo reconocí, mi papá estaba vivo y ese señor allí no... Tomé el expediente y leí: "Julio César Zúniga Cortez, motivo de muerte: insuficiencia cardíaca, hora de muerte: 11:50 am." Los papás no se mueren, mi papá no puede estar muerto, intentaba volver a pensar... pero ahora ya no era posible volver al refugio, la verdad se imponía, mi papi estaba muerto.
La segunda ocasión en que un acontecimiento me hizo caer en tal estado de negación profunda fue una historia de desamor que no voy a comentar pero sí voy a decir que definitivamente sé muy bien cómo es preferir mentiras y seguir tapando el sol con un dedo a enfrentar la realidad de un amor que dejó de amar y no ser capaz de encontrar una razón que pueda sostener la dolorosa verdad de un "ya no te quiero". Todo pasa y todo queda... al final...
Pues ese día 21 de junio antes de que terminara la nota apagué el televisor... no quiero seguir viendo, no quiero saber... si no veo no pasa... no pasó... no es verdad...
Camino al trabajo compré el diario para leer sobre el tema (hay que enterarse). Se lo presté a quién quiso, luego lo guardé y hasta hoy no llegué a leerlo nunca. Al mirar las cosas que la gente ponía en FB recuerdo que escribí algo en mi estado, una pregunta que se me metió en la cabeza ¿a quién le puede convenir que pase algo así?. Comentarios desde el hígado de gente conocida iban y venían y se pasaron los días. Un día de estos hablando con la Mish comentamos el asunto y le dije algo así como "¿me podés creer que yo me siento tan sorprendida y a la vez tan asustada por eso que pasó, que no me sale hablar y ni si quiera he sido capaz de escribir sobre ello?" y ella me respondió "a mí me pasa lo mismo, yo tampoco he sido capaz de escribir nada…".
Esta mañana tal vez por eso el comentario de Rafa Domínguez me sacudió un poco, porque al fin y al cabo esto sí sucedió, así como también "mi papá si murió" y "mi ex-novio sí se fue con otra". No importa si mi capacidad de aguante quiere o no digerirlo, si quiero o no aceptarlo, si quiero o no saberlo:
“El domingo 20 de junio por la noche un bus fue incendiado en Mejicanos con sus pasajeros adentro. Había menores... había un bebé, la gente murió calcinada y se quemaron mientras aún estaban vivos”. El espanto y el horror se juntaron, la locura estuvo presente y sólo soy capaz de pensar que si el infierno existe entonces seguramente se parece mucho a esto…
Creo que somos madres y padres de los niveles de violencia que vivimos. Creo que la hemos visto venir y no hemos sido capaces de detenerla. Por alguna extraña razón un día asumimos que "alguien aquí tiene que hacer algo" y sin importar si somos autoridades del gobierno, de algún cuerpo de seguridad o ciudadanía civil estamos esperando que un buen día nuestros ruegos, pensamientos, buenos deseos o acaso pequeñas acciones den fruto y las cosas cambien.
Según entiendo hay capturas y entre los ‘supuestos autores’ se encuentran incluso algunos menores de edad. Al preguntar un periodista a uno de los capturados ¿por qué hicieron algo así? la respuesta me paró los pelos: "es que se peló el rata... la idea era quemar el bus pero antes bajar a la gente, pero de repente se peló". ¿Se peló el rata?, o sea, ¿tal vez se le ocurrió en el momento? es decir, ¿un acto de esta naturaleza puede ser algo que en un momento se le ocurre a alguien como algo –acaso- emocionante? Pues no lo sé, no sé qué se puede entender de una respuesta como esa pero a mí, como repito: ¡me eriza la piel!.
¿Qué sucede en tan sólo unos 18 años?, ¿Qué cosas vive una persona que en menos de 18 años pierde los escrúpulos a este nivel? Yo es que sinceramente no lo sé, no sé nada, sólo sé que hoy mismo quiero romper mi silencio y sacudirme la indiferencia que sigo pensando, es a veces tan asesina como quien ensarta el puñal y en este que es mi muro particular quiero dejar constancia de esta triste verdad para que al menos no se me olvide cuando pasen los años: En junio del año 2010, una noche de domingo, en horas cuando las familias salvadoreñas por mayoría general vuelven a casa luego de haber cenado acaso "pupusas" en cualquier lugar, en uno de los municipios más populosos de la capital, unos bichos, unos hijos de esta sociedad enferma, un pequeño grupo que representa al producto de años y años de injusticias, acumulación, guerras e indiferencia quemó un bus con sus pasajeros adentro. Hoy a tan sólo 12 días ha bajado el nivel de cosas que se dicen al respecto, sin embargo aún se puede escuchar clamores como pena de muerte, cárceles en una isla, trabajo forzoso, torturas, etc.
Yo, sinceramente no tengo ideas sobre ¿qué se podría hacer? porque si soy honesta, no lo sé. Creo que los alcances de la violencia en general son un tema que se nos ha salido de las manos a todas y todos... Es como cuando una madre, un padre (o ambos) tienen que aceptar que malcriaron a un hijo o una hija, que no le enseñaron límites, que no le enseñaron a respetar, que le permitieron convertirse en un pequeño monstruo, que criaron un cuervo que ahora devora sus ojos y por eso no saben, no imaginan, no tienen ni puta idea de qué hacer?. Creo que en esta sociedad tampoco sabemos qué hacer y por eso elucubramos...
De todas maneras, como no me sale bien eso del pesimismo absoluto pues acabo esto diciendo que creo todavía que existen caminos para cambiar esta realidad. Supongo que son difíciles de andar, con peligros concretos al asecho y con la realidad de peajes que se pagan con la vida para poder atravesarlos, pero existen, no tengo idea de cómo se empiezan a recorrer, ni cuando uno sabe que “está en el camino correcto”, ni tampoco si de verdad estamos en este país cerca de encontrarlo. Lo que sí sé es que si muere mi esperanza, si dejo de esperar, si no sigo creyendo –al menos en algo- pues preferiría estar muerta.
Definitivamente hay cosas que solamente la abstracción nos hace capaces (al menos por un instante) de soportar. Triste es volver a la realidad y darse una cuenta de que lo que se creé verdad es mentira y que por consiguiente, la temida verdad: es cierta, algunas cosas se superan,otras se aceptan simplemente con el tiempo y otras invitan a seguir adelante de alguna manera... tal vez porque, como dice esta canción:
Al final de este viaje en la vida quedarán
nuestros cuerpos hinchados de ir
a la muerte, al odio, al borde del mar.
Al final de este viaje en la vida quedará
nuestro rastro invitando a vivir.
Por lo menos por eso es que estoy aquí.
Somos prehistoria que tendrá el futuro,
somos los anales remotos del hombre.
Estos años son el pasado del cielo;
estos años son cierta agilidad
con que el sol te dibuja en el porvenir,
son la verdad o el fin,
son Dios,
quedamos los que puedan sonreír
en medio de la muerte, en plena luz.
(Silvio Rodíguez)
2 Response to "Porque lo que no estoy dispuesta a tolerarme es la indiferencia..."
Y aun asi defiendes al que defiende Mareros, Unete a los que pedimos la expulsion del cura Antonio Rodriguez
http://elsalvadorsoberano.blogspot.com
Pues lo defiendo y lo apoyo como lo has leido. Defiendo y apoyo a una persona a la que conozco y sé que trabaja con amor por y para la juventud, con los jóvenes hombro a hombro, y por eso sé que no se dedica tan sólo a hablar como seguramente lo haces tú... hablar y criticar, qué sacás con eso? Por cierto, dime tu nombre...
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Gracias,
Ma. Ofelia