mayo 22, 2007
Calor de hogar
Cuando escuchamos esa frase, creo que lo normal es pensar en una casa, en la gente que amamos, en la comodidad de un sillón, tal vez en nuestra cama... en fin... todo siempre dentro de una casa por pequeña o grande que sea ¿o no?.
Son las 3:00 de la tarde, mi mami y yo venimos de Guate de vender y vamos pasando en nuestro regreso a "nuestro hogar" que ya está a tan sólo un par de horitas...
Hilda, la misma de siempre, la chica de la frontera:
-¿Hilda, y a qué horas se va de aqui?, pregunto (porque todas las demás ya se fueron).
-Yo, hasta en la noche me responde. Porque yo a mi casa llego sólo cuando ya no aguanto el sueño, así sólo llego, me acuesto y no sé nada más hasta el siguiente día... porque para mi, la calle es mi casa y mi todo. Yo aqui río, lloro, como, bebo, platico, y vendo. Aqui hago todo, y a la casa llego, tan sólo para dormir.
Silencio... ¿qué le puedo decir?
Durante el camino, no soy capaz de olvidarlo y mientras le doy vueltas y vueltas, doy gracias a Dios por la dicha de un hogar al que tengo ganas de volver aún cuando a veces hay cosas dificiles de vivirse. Por tener un lugar donde cada día, alrededor de una mesa, es posible partir y compartir el pan, reir, llorar y sentir eso, que muchos, pero no todos -ahora lo sé- conocemos: el calor que sólo da el hogar.
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Gracias,
Ma. Ofelia