agosto 18, 2007
DE NUEVO, LA MADRE NATURALEZA...
El terremoto de Perú ha removido, como imagino a muchos, las fibras más profundas de mi ser, ha traido de vuelta el recuerdo de los terremotos vividos en mi país, y me ha dejado conocer algo que no sabía, que luego de vivir un tiempo en un país que no es el nuestro, el alma se parte en dos (o en muchas) y uno se vuelve persona "con ciudadanía múltiple por amor".
Para mi ha sido como si el terremoto ha sido aqui al lado, y hasta no saber de la gente que tanto quiero no estuve tranquila, cual peruano me dediqué a llamar a Lima y fue hasta que mi amiga Melina me contestó y me contó que en Lima y particularmente en Santa Anita todo estaba Ok que me quedé digamos más tranquila. Pero bueno, eso es por la parte directa que me toca, luego viene la otra, la indirecta pero que igual impacta y de verdad, duele, y como lo digo, siento como cuando El Salvador se ve abatido por la fuerza de la naturaleza, y aunque en los 3 terremotos que he vivido nunca se cayó mi casa, casi siempre conocí gente que se fué, de repente, de un momento a otro en una muerte absurda, la tierra tiembla... segundos más, segundos menos. Se fueron.
Una amiga religiosa que está en Lima me escribe diciendo que su obispo habló hoy en la misa sobre el terremoto enlazándolo con la historia del Pueblo de Israel e invitando a leer estos acontecimientos como parte de la historia de de salvación de los pueblos...
Ciertamente, al escribir su historia a los pueblos del mundo les toca aquellas que son de alegría inmenza y luego estas, tan amrgas. Sin embargo, sabemos que retornará la calma y ante la impotencia (no por estar lejo, sino porque simplemente no se puede hacer nada para cambiar lo que ya fue) nos queda el don de la esperanza y el consuelo para los que más sufren que vendrá poco a poco, con la ayuda de Dios.
Yo siempre he pensado que acontecimientos como este son los que han moldeado a muchos pueblos para tener gente tan valiente que se levanta, se levanta y se levanta. No es fácil, y es muy doloroso, pero sin embargo, siempre sucede, la gente a pesar de todo, entierra a sus muertos, levanta la frente, construye nuevamente las ciudades y continúa... Esa es mi experiencia en El Salvador, y creo que es lo que a veces marca diferencias en las maneras de ver la vida entre una sociedad que ha sufrido poco y una que tiene que luchar permanentemente para caminar. Ninguna es mejor que otra, pero sin embargo yo no puedo evitar pensarlo: que distinta se ve la vida cuando se ha visto de cerca la muerte, que distinto se come el pan cuando se ha pasado hambre... que distinta se vive la fe cuando es lo único que nos queda. Pero al final, qué bueno saber que por lo menos eso queda.
COMPARTO LO ESCRITO POR CHAPI, UNA AMIGA PERUANA QUE CUENTA SU SENTIR ANTE ESTE ACONTECIMIENTO TAN TRISTE. GRACIAS POR SUS ORACIONES. GRACIAS A TODOS MIS AMIGOS EN EL SALVADOR QUE ME HAN ESCRITO O ME HAN LLAMADO PREGUNTANDO SI "MI GENTE", MIS AMIGOS EN PERÚ ESTÁN BIEN.
QUERIDA CHAPI, ESPERO QUE LOGRES CONTACTAR A TUS FAMILIARES. TE QUIERE SIEMPRE,
María Ofelia
Por Isabel Oropeza.
Gracias de corazón, gracias por tus oraciones, se que serán escuchadas, como las nuestras fueron escuchadas al momento que aconteció todo ésto. Lima tuvo suerte, yo diría que Dios nos tocó. Fue una pesadilla de 2 minutos jamás vivida, por un momento creí que todo se acababa, mirabamos nuestras casas, tal vez pensando que se nos venían encima y con ellas nuestras vidas. No sabiamos en q momento todo se iba a caer, sólo mirabamos atónitos. Pensabamos en los que no estaban allí y rogabamos para que no hayan estado en lugares donde por la desesperación hubieran caido y hacerse daño. El Perú tiene muchos temblores al año, a veces hasta se nos hace costumbre vivirlos pensando quizá, que nunca nos va a pasar nada, pero al darnos cuenta que éste pudo costarnos , nos hizo ver de lo vulnerable que somos ante la furia de la naturaleza y que sólo Dios podía parar esta pesadilla. Y al despertamos de ella todo sería igual, pero nuestras vidas no. Si bien nada nos pasó y no hubo daños materiales que lamentar, el susto experimentado quedará por mucho rato más.
Lo peor vino despues, cuando nos enteramos donde habia sido el epicentro, rogabamos para que nada malo hubiera pasado, pero las noticias q llegaban durante la noche fueron dramáticas. Todo habíaa pasado en el sur, ellos vivían un drama aparte. Ahora nos tocaba buscar a los familiares que vivían allá. Tengo mucha familia allá, tanto en Ica como en Chincha, aún no sé de todos, te podrás imaginar que las comunicaciones por teléfono fijas y celulares colapsaron, fue otra pesadilla. Muchos de ellos perdieron todo, sus casas están destruidas y otros no las pueden habitar, no tienen luz ni agua, la gente acá está desesperada queriendo viajar al sur, pero es imposible, las carreteras están partidas. La ayuda no es inmediata, los comercios incrementan sus precios, la gente no tiene que comer. ... Muchas vidas, muchas pérdidas, ¿qué va a pasar?, no lo sé.
El panorama es terrible, es verdad mi gente sangra y llora, pero la esperanza nos mantiene. No se puede describir lo que se siente en ese momento , sobre todo ver, como Dios mostró una vez mas su misericordia, al no permitir un desastre mayor en Lima... pero ahora exige nuestra caridad y solidaridad, con nuestra gente del sur, muy cerquita de Lima, pudimos ser nosotros, ahora Lima, ya que sufriste lo que pudo pasar, debemos ser los brazos que ayuden y abracen, debemos ser su palabra que les consuele y de esperanza. Duele, es verdad, pero más duele la indiferencia.
Gracias
Chapi
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Gracias,
Ma. Ofelia